martes, 3 de agosto de 2010
Casa Catalan
Londres 2010, una tienda, un negocio, una familia, una vida en venta.
Reus, 1947, hambre, represión, estraperlo una fuga.
Miquel Bartomeu i Borràs vivía en una callejuela en Reus. Sus padres habían sobrevivido a la guerra Civil e intentaban sobrevivir al hambre y a la miseria dando a sus 5 hijos todo lo que podían. Miquel, el tercero de los hijos de Rosa i Andreu, a sus 16 años ya creía saber todo acerca de la vida. Había visto la muerte de frente cuando vio fallecer a sus abuelos. Había vivido el amor con Angelines, la sobrina de la señora Zamora, costurera que vivía y trabajaba 3 portales más abajo del suyo. Miquel era un soñador gracias a los pocos libros que conservaba y que ya había leído, y que le habían sido dados en préstamo hace muchos años por un antiguo anarquista, muerto seguramente a manos de la guardia civil.
A Miquel, Reus se le quedaba pequeño y conocía que Barcelona no le iba a ser muy diferente a Reus. Hambre, represión, estraperlo Miquel sentía que estaba en una prisión y necesitaba una fuga.
Palabras desconocidas en su mente, París, México, Argel, Londres, Lisboa, Roma 16 años son muy pocos para decidirse pero demasiados para vivir en una prisión. ¿A dónde dirigirse? ¿París? ¿Roma? Según cuentan, se dirigió al lugar más lógico para escaparse, el puerto de Tarragona. Barcos pesqueros, barcas a vela y lo más sorprendente, cerca de tantos barcos, trenes! Cambió sin pensarlo, con aquella fuerza e indiferencia hacia los presagios que dan los 16 años. El tren. El ferrocarril.
Sin objetivo predeterminado, sin rumbo fijo, se encontraba más libre que nunca. Sabía que las palabras mágicas eran "Un billete de ida". ¿El destino? Qué más da. Uno que vaya lejos y salga pronto. Bilbao.
Miquel Bartomeu i Borràs aparece en Bilbao. No era su sitio, seguía siendo la misma prisión con distintos barrotes. 2 meses en Bilbao, unos duros ganados haciendo recados en una carpintería y por fin un destino claro, Londres.
Embarca en un mercante, en un velero o en un vapor. Qué más da. Hace ya demasiado tiempo y lo más importante es que aquel barco era su camino a Londres.
3 días de travesía o quizás 5. Los recuerdos de aquellos momentos ya no son claros. Lo que si se recuerda es que él no nació para surcar los mares.
Su llegada a Londres fue precipitada, accidentada y laboriosa. No se recuerda el lugar exacto donde atracó el barco, ni los caminos por los que, jornada a jornada, le llevaban a Londres, pero a principios de 1948 Miquel Bartomeu i Borràs aparece en Londres. Está a punto de cumplir 17 años, muy pronto encontrará a otros españoles en Londres, que trabajan en fábricas o en pequeños comercios. Como ayudante entrará al servicio de Andrés Royuela, en una pequeña tienda, en una mercería. Muchas horas de trabajo, muchas horas de desilusión pero muchas horas, muchísimas de libertad. Conocerá a Ingrid, otro ser también llegado a Londres poco tiempo antes desde Rotterdam.
Cruces de miradas, pequeñas sonrisas, primeras caricias y una pequeña boda celebrada en una capilla anglicana. Un pequeño negocio en venta por jubilación y una oportunidad de establecerse. Miquel e Ingrid. Un pequeño guiño a su prisión Casa Catalán. Tiendecilla dedicada a la venta de todo tipo de artilugios y necesidades que pudiesen darse en un pequeño pueblo, a punto de ser engullido por la gran metrópolis londinense. Jaume para Miquel, James para Ingrid, un hijo para ámbos.
Londres 2010, una tienda, un negocio, una familia, una vida Business for sale.
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